Celebración del Cincuentenario de la Llegada de los Misioneros Pobres Siervos a América Latina


PRIMER DIA

Comenzamos la celebración de estos días de bendición y acción de gracias al Señor, con una Santa Misa celebrada en la Catedral San Juan Bautista de la ciudad de Salto (Uruguay), presidida por Mnsr. Pablo Galimberti, obispo de la Diócesis de Salto, junto al Casante, P. Miguel Tofful, a nuestro Provincial, P. Daniel Masin, al Provincial de la Delegación Brasilera, P. Jailton de Oliveira Lino, y demás sacerdotes de la Delegación y de la Diócesis de Salto.

Tenemos que destacar la presencia del P. Fermín Gamberini, uno de aquellos primeros seis Misioneros que llegaron por primera vez a América Latina en 1959.

Se encontraban presentes también las Hermanas Pobres Siervas de la Divina Providencia, destacándose la presencia de la Superiora Provincial, Hna. Marcia Fae; así como las Hermanas Misioneras de los Pobres y laicos representantes del lugar, de Lavalleja, de Buenos Aries, de Reconquista, de Paraguay, de Chile y de Brasil.

La Santa Misa se celebró en un clima de mucha alegría y fraternidad, y en su homilía el Obispo diocesano destacó la figura de Mons.. Viola, Obispo de Salto de aquella época, como de gran importancia para la llegada de los Pobres Siervos a la Diócesis y el valor del carisma traído por los primeros misioneros que llegaron.

(La homilía completa se encuentra a continuación de las fotos. Agradecemos a Mnsr. Pablo por su colaboración)

Santa Misa Catedral de Salto

Homilia de Mnsr. Pablo Galimberti


Homilía Cincuentenario Pobres Siervos Divina Providencia
Catedral, Salto, 11 de septiembre de 2009


La Diócesis de Salto está de fiesta. Fiesta del corazón, alegría de la Fe por el Amor Providente de Dios, siempre creativo, que hace 50 años llegó hasta nosotros de una forma nueva, en el carisma de San Juan Calabria.
Tomando prestadas las palabras del Apóstol Pablo escuchadas en la primera lectura, esta iglesia diocesana exclama a una sola voz:
“Doy gracias a nuestro Señor Jesucristo porque me ha fortalecido (con el nuevo carisma recibido), me ha considerado digna de confianza,(para asumirlo) … fui tratada con misericordia (el amor que se inclina ante el pobre) y sobreabundó en mí la gracia de Nuestro Señor”. (I Tim 1, 12-14)

Estos días de júbilo se ven resaltados por la presencia del Superior General de los Pobres Siervos, el “Casero”, como se llamaba a sí mismo Don Calabria, el Padre Miguel Tofful y varios religiosos de la Congregación que han llegado desde Italia, Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Angola. Destaco entre los presentes al Padre Fermín, que está trabajando actualmente en Ciudad del Este (Paraguay) y que es uno de aquellos primeros 6 religiosos Pobres Siervos que llegaron a Salto en setiembre de 1959.
Señalo también la presencia de LAS Hermanas Pobres Siervas de la Divina Providencia, de Brasil, Argentina y Uruguay, que con el mismo carisma llegaron a esta región de América en 1974.
Están también presentes las Misioneras de los Pobres, otra rama del frondoso carisma de Don Calabria, que mantienen con esta Diócesis un particular vínculo histórico y también jurídico.
Junto a las ramas de Hermanos y Hermanas también están presentes muchos hermanos “externos”, y también “amigos de la Obra”, que están vinculados por la misma savia del carisma de la familia calabriana.

La Eucaristía que estamos celebrando, memorial de Jesucristo que está intercediendo por nosotros ante el Padre, nos lleva a hacer memoria de la llegada de los primeros Pobres Siervos que llegaron a Salto.
Admiro la intuición espiritual, celo pastoral y carisma de Monseñor Alfredo Viola, 2º obispo de esta Diócesis, que tomó contacto con Don Calabria, a través de las páginas, llenas de fuego apostólico, del libro “Apostolica vivendi forma”, traducido al español con el título “Hora Decisiva” y el 18 de mayo de 1949 llegó a Verona con interés de conocer personalmente a don Calabria. Este lo escuchó y le prometió - según anotó en un cuaderno- ofrecer por sus intenciones: “Santa Misa, jornada, oraciones, sufrimientos, por el obispo del Uruguay Mons. Viola, para que Jesús cumpla sus particulares designios, propios de la hora actual. Me parece, y Jesús dará una señal, que la Congregación de los Pobres Siervos tenga algún vínculo con El”.
En 1954 Mons. Viola volvió a Verona y don Calabria le expresó: “Veo claro que mis religiosos irán a Salto, pero no veo ni cuándo ni cómo”.
Estas palabras nos hacen pensar que en la alegría de esta noche participa muy de cerca San Juan Calabria, que sigue velando y cuidando a sus hijos e hijas y también de modo muy particular al pueblo de Dios de esta Diócesis de Salto y al sucesor de Monseñor Viola!
En abril de 1957, el Padre Luigi Pedrolo, sucesor de Don Calabria, envió un sacerdote a Salto, que exploró el terreno y resumió la situación social y pastoral de las zonas de campaña: “el territorio se encuentra –decía- en un forzado abandono, debido a las enormes distancias de los centros parroquiales; en segundo lugar y de forma más acentuada, por causa de la falta absoluta de caminos y puentes sobre los numerosos cursos de agua; y por último señalaba la escasez de clero.”
El sucesor de Don Calabria cuando tomó conocimiento de esta realidad, no se sorprendió ni se lamentó porque la zona era abandonada, aislada y pobre. Todo lo contrario. Todas estas circunstancias la hacían justamente “preferida” por la Congregación, que tenía como finalidad, “ir donde no hay ventajas materiales… con espíritu apostólico, con el único fin de la salvación de las almas”.
Seguramente aquí se cumplía el lema tan querido y repetido por Don Calabria: “buseta e taneta”, expresado en el dialecto véneto, que quiere decir: “humildad y ocultamiento”. “Debemos amar el estar escondidos- decía-. No nos pongamos en exhibición. Si el Señor lo desea nos pondrá en el candelabro,… el único modo de brillar consiste en dar buen ejemplo y vivir integralmente el Evangelio”. (Carta LVII, 23/IV 1948)
Monseñor Viola no afloja; insiste y hace llegar al recién elegido Papa Juan XXIII, su aspiración. El apoyo del Papa es positivo y el obispo de Salto envía al Superior de los Pobres Siervos un telegrama con una alegría desbordante: “Ringrazio il Signore. Permesso Ottenuto. Viola Vescovo.”


¿Qué significado tiene para nosotros esta Acción de Gracias Eucarística?
Me atrevo a decir que los planes de la Providencia, no eran solamente que nuestra campaña estuviera mejor atendida pastoralmente. La presencia de un nuevo Carisma, enriquece al Obispo, los presbíteros y comunidades. Y a su vez, el Carisma también se enriquece en contacto con nuevas experiencias y situaciones.
Precisamente la confianza y abandono en las manos de Dios Providente, nos sorprende, para que ante una realidad que habitualmente vemos con tantas carencias, no nos quedemos con una simple mirada sociológica, cuantitativa o económica. Nos desafía para no pensar que las soluciones consisten únicamente en aportar más “recursos humanos”, como dirían los empresarios, es decir, contar con más sacerdotes, o esperar que el gobierno haga más puentes o conseguir dinero para comprar un vehículo más grande y así llegar a todos los rincones. Un carisma es mucho más que algunas actividades!
El carisma de los Pobres Siervos es un invitación a la libertad para amar y servir a Dios sin límites, sin titubeos, sin condiciones, sin nostalgias porque nos falta esto o aquello, sin envidias porque aquel tiene lo que yo no tengo…
El carisma de Don Calabria nos interpela, nos invita a una confianza más firme y audaz en Dios Providente.
Escribía don Calabria en una de sus cartas, estas palabras que resultan luminosas para quienes nos movemos en una sociedad de consumo:
“¡ay de nosotros!, si por culpa nuestra no es honrado y amado este atributo divino de la Providencia que, en los designios de Dios, nosotros debemos proclamar en estos tiempos, en los que falta tanto la fe y hay tanta preocupación por las cosas pasajeras, donde todo se calcula en base a los medios humanos, al progreso de la ciencia y de la civilización, sin dar ninguna importancia a Dios y a su Providencia.”
“Son demasiados los fugitivos de la Providencia, los que en lugar de confiar en la potencia, en la sabiduría y en el amor de esta tierra madre, se fían de sí mismos, de sus fuerzas y recursos, hacen cálculos con dinero que no poseen, roban lo que es de Dios” (Carta LXIII).
Magníficas palabras para meditar con el telón de fondo de la crisis financiera que ha tenido y tiene a muchos países y sociedades en una permanente perplejidad!!! Don Calabria percibía proféticamente estas ambigüedades en los espejismos de los planes de reconstrucción en los años de la posguerra.
Por último y para terminar, el regalo que nos hace el Carisma de Don Calabria, es la luminosa paternidad de Dios. Un tesoro escondido para una cultura donde la figura del verdadero padre está ausente y olvidada en la conciencia y en la vida social, tanto juvenil como adulta.
Entre El y nosotros existe una conexión vital; ser hijo no es humillación y dependencia asfixiante; es una elección, una dignidad, una certeza que debo asumir como espacio de confianza y responsabilidad creativa. Procedo de Alguien; camino hacia Alguien que me abre los brazos. Soy atraído por Alguien que tiene en sus manos los hilos y las claves de la verdad última que sustenta la historia.
También Don Calabria se adelantaba a las perspectivas feministas de la actualidad, señalando, con todo derecho, que “la divina Providencia es una tierna madre que todo lo ordena para nuestro bien, o diría mejor, para nuestro mayor bien. Dejémonos llevar por sus manos maternales”.
“A veces, tal vez, sentiremos miedo; no nos asombremos. También Jesús experimentó tristeza, angustia y espanto. Sin embargo añadió que se sometía a la voluntad del Padre.” (Carta LXIII)
Imitemos a María, con un corazón capaz de alabar y agradecer por la Misericordia que Dios despliega en la Iglesia y en el mundo. Llenemos los pulmones para expresar con Jesucristo, un cántico de gratitud al Padre!

Segundo Día

El Segundo día de la Celebración del Cincuentenario de La Llegada de los Primeros Misioneros Pobres Siervos, inició temprano por la mañana, a las 09:30 hs en la Parroquia de la Santa Cruz (Segunda parroquia que atendieron los Misioneros llegados hace 50 años, ubicada en la ciudad de Salto y que sirviera como punto de apoyo a la misión en la campaña) con una Charla a cargo del P. Fermin Gamberini, uno de los primeros seis misioneros, quien nos relató la historia de la relación entre Don Calabria y el entonces Obispo de Salto, Mnsr. Viola, las vivencias desde la salida de los misioneros desde San Seno in Monte hasta Salto, y los recuerdos de los primeros años de misión.

Luego de un pequeño intervalo, el mismo P. Fermin nos ayudó a reflexionar sobre la acción de la Mano Providente de Dios en la Misión comenzada hace 50 años, de cómo hoy en día se sigue manifestando y como debemos responder a su llamado en nuestras vidas.

Finalmente, rezamos juntos la coronita de la Divina Providencia, pidiendo su asistencia para la Obra y para cada uno de nosotros.

Encuentro Parroquia Santa Cruz


A continuación, disfrutamos de un muy rico almuerzo, preparado por la Comunidad de la Santa Cruz.

Almuerzo


Por la tarde, asistimos a una representación por parte de los alumnos del Colegio de la Santa Cruz, de la vida de Don Calabria, la cual fue muy tierna y muy cálida.

Después, continuamos con la celebración de la Santa Misa, presidida por Mnsr. Pablo Galimberti, Obispo de Salto, junto al Casante, P. Miguel Tofful y demás sacerdotes de nuestra Delegación, de la Delegación Brasilera y de la Diócesis de Salto.

Concluimos con un refrigerio preparado nuevamente por los hermanos de la Parroquia de la Santa Cruz, y cortamos la Torta celebrando los 50 años de la Llegada de los Primeros Misioneros Pobres siervos.

Santa misa en Parroquia Santa Cruz

A partir de las 21:00 hs comenzamos una Vigilia con los Jóvenes (y los que todavía tienen espíritu jóven). Como se sentía mucho frío contamos con la colaboración de los Hermanos que nos hicieron "mover un poco el cuerpo" y como el Rey David danzamos para el Señor. Continuamos con un momento de reflexión, de charlas en grupos y puesta en común. Por último recibimos la bendición por parte de P. Daniel Masin nuestro Delegado, que se mostró muy animado en todo momento acompañando el encuentro.

Vigilia con los Jóvenes

Tercer día

El Tercer y último día de la Celebración del Cincuentenario se desarrolló en la Parroquia San José en el pueblo Lavalleja(Uruguay). La Santa Misa fue presidida por el Obispo de Salto, Mnsr Pablo Galimberti, junto al Casante, nuestro Delegado y el de Brasil, y varios sacerdotes que han pasado trabajando por esta comunidad.

Después de la celebración, fuimos agasajados con un rico almuerzo (cordero) preparado por la Comunidad de Lavalleja.

Celebración en el Pueblo de Lavalleja

Festejos en Lavalleja

CELEBRACION MISIONERA



1959 - 2009



FAMILIA CALABRIANA

50 años de presencia en América Latina






CELEBRACIÓN MISIONERA







Ambientación


- Colocar la Biblia en un lugar central y destacado.
-En la medida de lo posible, escoger para este momento celebrativo un lugar donde el grupo esté dispuesto en círculo, en actitud de encuentro y participación.
-Realizar un cartel con la frase: “Vayan por el mundo entero y anuncien el Evangelio”.
-Colocar cerca de la Palabra un globo terráqueo, o disponer todos estos elementos sobre un mapamundi.


Introducción


Estamos celebrando como Familia Calabriana en América Latina, 50 años de presencia misionera y carismática. Una de las grandes gracias que el Señor nos ofrece en esta celebración es la oportunidad de crecer en la dimensión misionera de nuestro Carisma.
San Juan Calabria vivió, como parte de su espiritualidad y en todas sus acciones, un gran celo apostólico, que lo hacia exclamar: “Mi Iglesia! Mi Iglesia!”… o: “Todo el mundo es de Dios!”
Para poder ayudar a reflexionar y profundizar la importancia de la misión como parte irrenunciable de nuestra espiritualidad, ofrecemos seguidamente una propuesta de celebración, deseando que podamos vivir este cincuentenario de tal manera que esta gracia se prolongue después en una mayor calidad de vida religiosa y un mayor celo apostólico.


Un poco de historia

Algunos párrafos del “diario” de los primeros misioneros que llegaron a Salto en el año 1959 nos ayudarán a conocer mejor la historia y a comprender la experiencia vivida por ellos.


Estas crónicas deberían haber comenzado en el lejano enero pasado cuando el Reverendo Padre el día de la Epifanía de 1959 comunicaba a todos los Religiosos la noticia de la Misión en Salto y los nombres de los Religiosos que tomarían parte de esta primera expedición. Estos eran Don Gino Gatto (párroco de San Felipe en Roma), Don Luigi Piovan (Párroco de Maguzzano), Don Fermin Gamberini (Superior de la Casa de Costoza – Vicenza), Don Adelio Tomasin (Superior de la Casa de Roncá), Hno. Aldo Farina (de la Casa San Zeno in Monte), Hno. Guerrino Lavagnoli (de la Casa de Ferrara). Pero esta crónica debería encontrarse en la secretaría de las misiones de San Zeno in Monte.
Solo recuerdo, a título de crónica, que la entrega de los crucifijos fue hecha por Mons. Giuseppe Carraro, el domingo 14 de junio en forma privadísima en el dormitorio del Venerado Padre Juan transformada en capilla, antes de la celebración de la Santa Misa. Luego del Santo Evangelio el Obispo dirigió a los presentes una breve exhortación muy apropiada y que ya ha sido escrita y distribuida a todos los religiosos.





Agosto 18

Santa misa en la capilla de los Padres Oblatos, después desayuno. A las 8 partida para el puerto luego de haber agradecido a los buenos Padres por la cordial hospitalidad ofrecida… A las 9,30 arriba también el Padre Luis con Hno. Próspero, Hno. Nogaré y Hno Simonetto que permanecen con nosotros…. La partida es a las 13,05… Un recuerdo a todos nuestros seres queridos que dejamos, a nuestra familia, los sentimos muy vecinos en esta circunstancia y en este momento. Sentimos que el Señor nos sostiene en este sacrificio y estamos seguros que el mismo Señor los sostendrá a ellos en este momento y por todo el tiempo en que permanezcamos lejos…

Setiembre 7

Nos levantamos a las 4,30. Anticipamos media hora la celebración de la Santa Misa porque a las 7 será el desayuno y después debemos prepararnos para el desembarco...


Setiembre 8

Fiesta de la Natividad de María Virgen. Es la primera Santa Misa que celebramos en tierra Uruguaya, en nuestra tierra y la celebramos en honor de la Virgen Santísima. A ella le pedimos la ayuda para el nuevo trabajo…

Setiembre 12

Fiesta del Santo Nombre de María: nos levantamos a las 2,30. Un buen hermano de los Capuchinos nos ha preparado ya una buena taza de café con leche que tomamos gustosos antes de emprender el largo viaje... A las 3,30 el ómnibus parte y dejamos Montevideo, es de noche todavía… A las 11,15 llegamos a Salto, nos viene a buscar P. Gino con el auto y nos lleva al obispado donde S.E. el Obispo nos recibe. En el viaje P. Gino nos habla de aquello que la Providencia ha hecho en estos días en nuestra casa. Buenas personas se han interesado de nuestra venida, providenciando todo aquello necesario, con la delicadeza propia de una madre. De una de estas personas hemos escuchado la siguiente expresión realmente conmovedora: “queremos que nuestros misioneros sientan lo menos posible la lejanía de sus madres”. Cuanta bondad de parte del Señor…
Llegamos al Obispado. Encuentro conmovedor con S. E. nuestro Obispo. En la carta que nos envió a Montevideo el se proclama nuestro Padre. Y tiene para nosotros desde este primer encuentro delicadezas propias de un Padre!

A continuación la carta que Mons. Alfredo Viola le envió a los misioneros cuando estos arribaron a Montevideo:



Salto, setiembre 8 de 1959

A mis queridos Pobres Siervos de la Divina Providencia en el Uruguay!!

En plenos ejercicios espirituales que hago con un pequeño grupo de mis sacerdotes, recibo y contesto de inmediato el afectuoso saludo de Uds. al llegar al Uruguay, saludo lleno del espíritu sobrenatural que ha de regir nuestras vidas para que sean provechosas, y providencialmente contesto hoy, día de la Natividad de la Virgen María, lo que constituye una prenda de éxito.
También yo agradezco a Dios por la venida de Uds. a esta Diócesis que tanto necesita; y agradezco a los Superiores que pudiendo escoger lugares más altos, han querido elegir la pobreza y lo más abandonado para comenzar la “obra misionera”, siguiendo así la ruta marcada por el amado Don Calabria, y su “espíritu puro y genuino”.
Agradezco igualmente esta primera manifestación de adhesión vuestra a este pobre obispo, que aunque indigno, ocupará desde hoy el lugar de vuestro Padre D. Luis para ayudaros, como me pedís y es mi deber, a cumplir los “dissegni dell’ora attuale” que vió Don Giovanni, pero sobre todo para que conservéis y viváis intensamente el “espíritu puro y genuino” de la Obra delos Pobres Siervos de la Divina Providencia.
Con los brazos abiertos os recibiremos, Dios mediante, el próximo sábado, 12 de setiembre; de nuevo fiesta de nuestra Madre Celestial, y sólo os pido que me consideréis como vuestro padre y acudáis a mi con confianza de hijos. Unidos así sobrenaturalmente cumpliremos los “designios” de Dios en esta hora en bien de las almas abandonadas.
Mientras llegáis os envío mi más afectuosa bendición y pido para vosotros, para toda la Congregación y para los vuestros que generosamente dejásteis por Dios las mejores gracias por intercesión de Jesús y María.

Mons. Alfredo Viola
- obispo de Salto -



Escuchando la Palabra: Mt 28, 16-20

- Alguien del grupo proclama la Palabra.
- Leer nuevamente de manera espontánea por versículos.
- Se puede hacer una lectura en eco, repitiendo palabras y expresiones marcantes, de manera que la Palabra continúe “resonando” en el grupo.


Para reflexionar

Las palabras de Jesús después de la resurrección constituyen un mandato misionero dirigido a toda la Iglesia: ir por el mundo como testigos del Señor Resucitado y proclamar lo que vieron y oyeron.
De hecho, la vocación misionera tiene su fundamento en el encuentro con el Señor resucitado, como sucedió con los primeros misioneros y seguidores. Jesús nos envía a anunciar y dar testimonio de lo que vimos, oímos y vivenciamos de Su persona y de sus enseñanzas. Y garantiza su presencia entre nosotros “hasta el fin del mundo”. Solamente el encuentro personal con el Señor nos da autoridad para anunciar la Palabra en Su nombre, porque somos discípulos, enviados. Nosotros no inventamos nada, recibimos el mandato de anunciar las palabras y el estilo de vida del Maestro, al cual nosotros, en primer lugar adherimos. Este es precisamente el sentido teológico de la vida interior y de la oración como sustento de la actividad misionera.
Don Calabria vivió intensamente esta dimensión de la fe y de la vocación cristiana. De hecho, en sus escritos encontramos palabras análogas a las de Jesús a sus discípulos:

“De poco sirve nuestra actividad si estamos fuera del campo sobrenatural, si no nos conformamos continuamente a la voluntad de Dios… La “atmósfera” de Dios, en la que debemos trabajar, es la de la fe, de la gracia y de la oración. No nos dejemos atrapar por cierta mentalidad que prefiere una atmósfera de racionalidad, de activismo y de adecuación al mundo”. [1]

“Oh, qué gracia, qué don el Señor les ha concedido dándoles la vocación misionera! Es ésta una gracia, es un don que sólo en la eternidad, en el lecho de muerte, podrán entender un poco.
Mis queridos y amados hermanos, traten de estimar y amar mucho su vocación, viviendo como verdaderos, como santos misioneros, dignos hijos y dignos seguidores del primer misionero divino, Cristo Jesús! Su vida y su divina ley deben ser el código de su vida religiosa y en los momentos de prueba, en los momentos de oscuridad, que sin duda no han de faltar, su pensamiento debe elevarse hacia Jesús. Fe, gran fe en Él, en sus palabras, en sus mandamientos”..[2]


Algunas preguntas que nos pueden ayudar en nuestra reflexión:

- ¿Qué nos llama la atención de este texto?
- ¿Cuál es la esencia de la vida misionera, lo que la sustenta y alimenta?
- ¿Qué relación encontramos entre las palabras de Jesús y la venida de los primeros misioneros a América Latina?
- ¿Qué experiencia de la Providencia como madre y padre hicieron los primeros misioneros?

Oración:

1. Pidamos confiados al Señor que aumente en nosotros el espíritu apostólico, el deseo de que la Buena Noticia llegue a todos. Lo hacemos invocando a María, Dueña de la Obra y Reina de los Apóstoles.

Todos: Reina de los apóstoles, intercede por nosotros!

- Por la actividad misionera de nuestra Obra…
- Por los pueblos a los que aún no llegó el anuncio del Evangelio…
- Por los hermanos y hermanas de la Obra, que sirven al Señor en tierras de misión…
- Para que nuestros formandos y fomandas crezcan con una fuerte sensibilidad misionera…
- Para que vivamos la espiritualidad misionera en cada acontecimiento…
- Por las comunidades cristianas que viven su fe en países sin libertad religiosa, o con regímenes políticos que impiden o dificultan las expresiones religiosas…
- Por los Hermanos y Hermanas que hoy continúan la misión iniciada en 1959 por los primeros misioneros en Uruguay…

2. Rezamos juntos la “Oración Misionera”




ORACIÓN MISIONERA

Dios, Padre nuestro, mientras
celebramos el cincuentenario
de presencia de la Obra en América Latina,
te agradecemos por los primeros misioneros
que aquí llegaron con total abandono en la Divina Providencia
y llenos de fe y confianza en Tí.
La celebración de este acontecimiento nos haga
“retornar a Galilea” y nos ayude a vivir, con renovado
ardor misionero, el espíritu de familia,
la caridad, la fe, la confianza
y el abandono en la Divina Providencia.
Como discípulos misioneros, podamos asumir,
en comunión con toda la Obra,
nuestra profecía en el mundo de hoy.
Derrama sobre nosotros tu Espíritu Santo innovador,
que nos fortalezca en nuestra esperanza
y en nuestro camino hacia un mundo
más humano y fraterno.
Por la intercesión de San Juan Calabria, nuestro Padre espiritual,
y la protección de María, Dueña de la Obra,
bendice a toda la Familia Calabriana.
Amén.

[1] S. JUAN CALABRIA, Cartas a los Religiosos, 18 noviembre 1952.
[2] S. JUAN CALABRIA, Carta a los Religiosos, 26 marzo 1935.

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